Época: Cd8-2
Inicio: Año 1500
Fin: Año 1600

Antecedente:
Alemania

(C) Diego Suárez Quevedo



Comentario

Junto a grutescos y arquitectura vitruviana, toda una nueva tipología decorativa de carácter abstracto elaborada a partir de los modelos de Fontainebleau -la circulación de sus grabados es grande- va a hacer acto de presencia en las arquitecturas del Centro y Norte de Europa durante la segunda mitad del siglo XVI y principios del XVII. Su elaboración se centra en Amberes, desde donde irradia -su presencia en España va a ser importante- a toda Europa, a través de la tratadística flamenca; en este sentido, la obra de Jan Vredeman de Vries y los célebres grabados de la tipografía plantiniana, son claves. Algunas ideas devienen de determinadas concepciones de Serlio, como el orden de fajas, o de elementos decorativos de las arquitecturas de Tibaldi o Alessi.
Son típicos los motivos del Rollwerk, o labor de enrollamiento, surgido en Fontainebleau, el Ohrmuschelstil o estilo auricular, y el Bandwerk, etc.; se trata, en general, de labores más propias de trabajos en madera -V. de Vries manifiesta dirigirse a estos artesanos- que se aplican a la arquitectura, muchas veces, como sobrecarga decorativa; volutas completas, fragmentadas o con su espiral a medio desenrollar que, a veces, semejan pabellones auriculares, motivos en S, cenefas, fajas, bandas, etc. El ático de la portada dórica del castillo de Tubinga (1606), es un buen ejemplo de concentración y sobrecarga de estos motivos decorativos.

Según Tafuri, en las decoraciones alemanas domina la componente innatural: los elementos zoomórficos y antropomórficos, deformados, entrelazados paradójicamente entre sí, mezclados con herméticas referencias simbólicas, se hacen abstractos en un contexto irreal. Esto resulta absolutamente cierto en el tratado de Wendel Dietterlin (Architectura... Nuremberg, 1598), de extraordinaria difusión, que podemos considerar como la culminación de todo el proceso visto. Pretextando estudiar los órdenes arquitectónicos, despliega una amplia crítica a todo lo que significa arquitectura clásica, convirtiéndose a la postre, mediante todo tipo de polémicas sarcásticas, en una burla del tratado de Vitruvio.

Ciertas nostalgias nacionalistas unidas al espíritu de la Reforma, pudieran estar en la base de las contaminaciones góticas, en denominación de Checa Cremades, que se unen a las claves manieristas de esta obra, donde, curiosamente, lo rústico es sinónimo de vejez y decadencia, asociándose, por un lado, con ruinas arquitectónicas y, por otro lado, con el paso del tiempo, es decir, con la idea de vanitas. El espíritu crítico, cáustico y anticlásico de Dietterlin es patente en la decoración interior del municipio de Dantzing y, asimismo, informaba a la de la desaparecida Pellerhaus de Nüremberg. Formalmente su influjo es observable en obras de ebanistería del siglo XVII.

La trayectoria de Dietterlin es continuada por los libros de columnas del seiscientos, como los de Krammer (1600), Guckeisen-Ebelmann (1600) , sobre todo, el de Daniel Meyer (1609, cuyos hernies arcimboldescos son dignos sucesores de la poética de Dietterlin.